Mi arte es un vibrante tapiz tejido a partir de los hilos de los conflictos actuales con el poder de la espiritualidad feminista para crear una mitología contemporánea que cura. A través de mis pinturas, creo desde dentro mis propias experiencias personales con la vergüenza, el amor incondicional y el cambio global. 

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Mi inspiración procede de los escritos de Gloria Anzaldúa y de la antigua palabra azteca "nepantla", que significa literalmente "en medio de todo".  Nací en medio del conflicto, cuando se puso en marcha la Ley de Derechos Civiles de 1964.  Siento que la misión de mi trabajo es unir a la gente, a través de conversaciones sobre traumas infantiles, generacionales y ancestrales en mi arte.  Al hacerlo, tal vez podamos reconocer nuestra capacidad de resistencia, frente a la brecha racial y de género.  Porque no se trata de la revolución, sino de la evolución hacia la paz interior.